sábado, 28 de julio de 2012

Relatividad de la belleza

Sus recuerdos más antiguos se remontaban a una época confusa, encerrada en un espacio angosto. Después salió de allí y fue arrastrándose por el mundo. Era tan grande y ella tan diminuta. Soñaba con el día en que podría volar. Cuando salió de la crisálida, separó sus alas y aleteó delicadamente, se sintió feliz. Su vida de larva había acabado.

Al anochecer, una luz la atrajo. 

—Mira, papá, una mariposa.
—No es más que una polilla. ¿No ves que es oscura? Voy a echarla.

Ella era una mariposa. Nocturna, pero mariposa. Que no fuera de vivos colores no la convertía en una vulgar polilla.

Salió a la oscuridad de la noche. Allí volvía a ser libre y hermosa.

4 comentarios:

  1. Qué delicado texto, Alais, tan sutil como el vuelo de la mariposa.

    Así es el Hombre, ¿verdad? Se deja deslumbrar por el brillo de las alas sin ver el interior. Gran lección que muchos debemos aprender.

    Besos y abrazos.

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  2. Siempre tan sutil y acertada en tus comentarios, querida Atxia. Y sobre todo alentadora. Gracias por ello.

    Besos y abrazos.

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  3. Ya sabes que me encanta este microrrelato.
    La frase final es de broche de oro.
    Precioso, precioso, precioso.

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  4. Gracias, Rocío. Me encanta lo que dices, porque creo que he conseguido darle un buen final al micro.

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